Es hora de invertir en la resistencia local
Foto © Sarita Relis cortesía del Consejo Comunitario del Medio Ambiente
La pandemia mundial de COVID-19. La recesión económica. La crisis climática extrema. La brutalidad policial. El abuso de poder y el desprecio de la verdad por parte de los líderes electos. Nos enfrentamos a una serie de amenazas existenciales para nuestra salud y bienestar. A nuestro tejido social. A nuestra historia de quiénes somos como pueblo. A nuestro futuro en este planeta. Nos encontramos en un momento que sin duda nos definirá. ¿Seremos capaces de estar a la altura del desafío, de cambiar nuestra forma de actuar, de sanar nuestras relaciones entre nosotros y con nuestro planeta, y de emprender el camino hacia un futuro justo, equitativo y ecológicamente sostenible?
Este momento deja muy claro que tenemos que construir la resistencia de la comunidad. La resiliencia es la capacidad de adaptarse y evolucionar ante la adversidad. Requiere ver claramente y discernir la verdad de nuestra situación. Requiere unirse para trazar un curso que satisfaga las necesidades compartidas de manera equitativa. Las comunidades son tan resistentes como sus miembros más vulnerables. No puede haber resiliencia sin inclusión. No puede haber resiliencia sin justicia.
Hoy en día los miembros más vulnerables de nuestra comunidad están en plena crisis. Necesitan ganar para pagar el alquiler y poner comida en la mesa. Pero muchos están sin trabajo, y pocos de los que tienen trabajo pueden hacer ese trabajo con seguridad desde casa. Para sobrevivir tienen que ponerse en riesgo de contraer COVID-19, y la propia pobreza parece aumentar el riesgo de contraer y morir de la enfermedad. Los negros, los indígenas, los latinos y las personas de color han sido los más afectados. Es urgente y evidente la necesidad de actuar juntos para crear resistencia, para apoyarse mutuamente, para crear un futuro equitativo y accesible para todos.
La resiliencia de las comunidades siempre ha estado en el centro de nuestro trabajo colaborativo, tanto si impulsamos un proyecto de conservación en los Tetons, una iniciativa de desarrollo económico sostenible en Baja California o una colaboración para la resiliencia ante desastres en Santa Bárbara. Nuestro trabajo fomenta la capacidad y la resistencia de las comunidades de formas obvias y menos obvias. Las comunidades que gestionan y mejoran la salud de sus sistemas naturales son más resistentes a los desastres naturales y las sequías. Las comunidades que conservan sus tierras agrícolas y ganaderas y producen alimentos para el consumo local son más resistentes a las recesiones económicas y a las crisis del sistema alimentario. Las comunidades que saben movilizarse y colaborar ante retos complejos son más resistentes a casi todo. Las comunidades que dan la bienvenida a todo el mundo para que comparta su voz y contribuya con sus dones son aún más resistentes, ya que se benefician de la amplitud y profundidad de los talentos, perspectivas y dones de su gente. La pandemia, las consecuencias económicas y la injusticia social ponen de manifiesto la fragilidad y vulnerabilidad de nuestras comunidades, por lo que cada vez estamos más llamados a participar en la planificación de la resiliencia en todas nuestras regiones.
Nos encantaría saber de usted y discutir cómo podemos avanzar en este trabajo juntos. Envíenos un correo electrónico a inquire@legacyworksgoup.com.
CONOCIMIENTOS RELACIONADOS